Estemos sujetos al Espíritu Santo para que nos guíe a sus propósitos. 1. No dejando que nada estorbe la misión que se nos ha encomendado (36-41) 2. Obedeciendo su voz, aunque sea contraria a nuestros deseos (1-10) 3. Compartiendo el evangelio con la confianza de que Dios abre los corazones (11-15)