Permanezcamos firmes y alerta, somos la iglesia del Señor. ¿Cómo? 1. Usando sabiamente los recursos que nos da el Señor (1-4) Nuestros recursos no solo deben usados en nuestra iglesia local sino en otras iglesias hermanas que lo necesiten. Demos regular, generosa y comprometidamente desde un corazón que agradecido adora a Dios. 2. Dejándonos dirigir verdaderamente por el Señor (5-12) Evaluemos a los siervos de Dios conforme a la Palabra de Dios no a los patrones del mundo. Apreciemos los dones y regalos tan variados que Dios ha dado a su iglesia. 3- Comprometiéndonos en el servicio a Dios (13-18) Reconozcamos a quienes sirven entre nosotros y nos presiden. 4- Recordando la magnitud de la obra de nuestro Salvador (19-24) Conclusiones: Tú y yo somos responsables por lo que esta iglesia es hoy y por lo que será en el futuro. Permanezcamos firmes y alerta, somos la iglesia del Señor. Santificada y llamada a ser santa